Muy bien…antes de que tiren la primera piedra déjenme explicarles. Cuando nosotros hacemos una lista de cualquier categoría (ya sea una lista de compras, de tareas por hacer, de películas por ver) vamos escribiendo los componentes de manera progresiva. A medida que encontramos los productos, o hacemos las tareas o vemos las películas, vamos haciendo un “check” y marcamos como “completado» (o encontrados, o comprados, o vistos o lo que sea).Muchas veces he escuchado (y posiblemente alguna vez también yo lo dije) que hay que poner a Dios en primer lugar. En cierta medida la frase esta correcta… pero no completamente si la observamos en profundidad y sobre todo si nos detenemos a ver lo que sucede en nuestra práctica cotidiana de la fe. Esta idea puede hacernos caer en un error conceptual no menor. Generalmente lo que estamos tratando de decir es que Él debe ser lo que ocupe el primer lugar en nuestra vida dentro de muchas otras cosas que la componen (o completan). Decimos con esto que antes de hacer cualquier otra cosa debemos darle un «check” a Dios. Esto se puede traducir en realizar cosas tales como tratar de pensar en Él durante el primer segundo al despertarnos, o en dar una cantidad de tiempo a las “cosas de Dios” antes que cualquier otra cosa que hagamos u otros ejemplos.
El problema de poner a Dios en el «primer lugar» dentro de un listado de cosas que completan nuestra vida es que estamos diciendo implícitamente que Dios no llena TODO lo que es nuestra existencia. Implica que pronto vendrá un segundo, tercero, cuarto lugar de otras cosas que debemos cumplir, buscar o desarrollar. ¿Es entonces Dios un ítem más del listado?
Lo anterior lo podemos explicar tal vez de la siguiente manera. Piensa que tu vida es como un chocolate que vamos a repartir (y los que me conocen saben porque pongo este ejemplo). Al primero que le damos un pedazo es a Dios porque El es «El primero” y el más importante en la sala, pero luego seguimos repartiendo el chocolate a los que están en la lista. El segundo que viene puede ser nuestro trabajo o estudio, el tercero nuestro dinero, el cuarto nuestra familia, el quinto…(ya se entiende la idea ¿cierto?). Repartimos nuestra vida en orden de prioridad hasta que el chocolate se acaba.
La perspectiva que nos muestra Jesús en su palabra es bastante distinta. Un día alguien le preguntó cual era el mandamiento más importante y el contestó “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—.38Éste es el primero y el más importante de los mandamientos» (Mateo 22:37)
Cuando Jesús está hablando de nuestra relación con Dios no la explica en términos de prioridades sino en términos de entrega total e integral.
Dios no quiere ser nuestro número uno. El quiere ser nuestro TODO. Y una vez que Él es nuestro todo podremos re-ordenar nuestras prioridades para que todas le honren a ÉL y busquemos así su Reino y justicia como lo más importante. ¹
El no va primero que nuestro trabajo. Nuestro trabajo le pertenece y honramos a Dios siendo discípulos que reflejan a Cristo en cada uno de los detalles de nuestra labor diaria.
El no va primero que nuestro dinero. Nuestro dinero le pertenece y nosotros lo administramos de tal manera que extendemos su Reino a través de nuestros bienes materiales.
El no va primero que nuestra familia. Nuestra familia le pertenece y por lo tanto las relaciones en nuestro hogar son un reflejo del amor sacrificial que el nos mostró en la Cruz.
El no va primero que cualquier otra cosa, toda nuestro corazón le pertenece, todo nuestro ser le pertenece y toda nuestra mente le pertenece. Lo amamos con TODO, no sólo con una parte, no sólo una primera vez. Dios no es un ítem más en la lista, más bien, Él es quien tiene el derecho de escribir nuestra lista de prioridades.
No pongas a Dios en primer lugar. Mejor que eso, entrégate completamente a Él. Finalmente el “chocolate” es un regalo que Él mismo te dio por esto solamente Él puede enseñarte a saborearlo de la mejor manera.
¹ Es desde esta mirada que podemos también entender el pasaje de Mateo 6:33 en donde Jesús nos dice que busquemos el Reino de Dios primero, por sobre todas las otras cosas es decir por encima de todo lo demás, como lo más importante, como lo central (Ver traducciones de la NTV, DHH, TLA)
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