La buena debilidad

por | Dic 13, 2016 | Fe | 0 Comentarios

Vivimos en una cultura donde lo que suena a debilidad es igualado a fracaso. Nadie se enfrenta a una entrevista de trabajo contado sus debilidades más profundas: «la verdad es que soy super inseguro», «tengo problemas con la autoridad», «soy impuntual». Nadie reconoce debilidades en una entrevista laboral a menos que su supuesto lado flaco sea «ser muy responsable».
En nuestra sociedad exitista sólo nos interesa escuchar historias que incluyan el concepto de debilidad si es que al final tiene un desenlace de triunfo y victoria. El cine esta lleno de estas historias: el niño solitario y nerd que llega a ser el más popular, el loco no comprendido que llega a ganar el premio novel, el excéntrico que descubre un poder secreto para cambiar el mundo, el equipo perdedor que llega a ganar la copa del mundo. El político que llega a ser honrado…
No nos gusta hablar de debilidad porque la debilidad nos conecta con uno de los temores más profundos de nuestra cultura: la dependencia. Y por supuesto no queremos depender de nadie.  Queremos ser independientes, amos de nuestros futuros y destinos. La dependencia es un freno para el ser humano contemporáneo porque queremos llegar rápido, fácilmente y sólo acompañados de aquellos que nos puedan levantar en andas cuando lleguemos a nuestra meta.
Por esto cuando leemos lo siguiente se produce un desequilibrio en nuestras mentes:

“Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí.”
‭‭2 Corintios‬ ‭12:9‬ ‭(NTV)

Pablo ha estado pidiéndole a Dios por un tiempo que su punto débil desaparezca. Pero la respuesta que recibe de Dios es distinta: Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad.
[bctt tweet=»Porque la verdad es que nuestra debilidad es el escenario sobre el cuál la Gracia de Dios actúa.» username=»@alepooley»]
¿Hay veces en que sientes que eres débil y que no puedes superar un obstáculo? ¿Qué es lo que muchos nos dirigen a hacer en esos momentos? Tal vez cosas como estas: «No pienses eso, no es verdad», «Tu puedes hacerlo». «Debes convencerte que eres el mejor», «tu lo puedes lograr.», «Sé el amo de tu destino». etc.
¿Pero que pasaría si sorprendentemente asumieras que no lo puedes hacer? «Me dirían que soy un perdedor y fracasado», tal vez respondas.
Y es muy probable que efectivamente seas un perdedor y fracasado bajo los parámetros de la cultura dominante, pero no en la perspectiva del evangelio de Jesús. Porque nuestra debilidad es el escenario sobre el cuál la Gracia de Dios actúa.
Desde su creación, el ser humano, ha batallado con la idea de tener que ser dependiente de algo o alguien. Por eso escogió su propio camino. Por eso decidió vivir independiente de Dios. Por eso ha buscado edificar sus propios fundamentos que soporten su propia sabiduría. Anhela su estado independiente, su autonomía, su auto-sustento.
Pero el camino que Jesús nos muestra es muy distinto. Es el camino de la cruz: No puedes salvarte a ti mismo, necesitas ser salvado. No puedes auto-rescatarte, necesitas ser rescatado. Dependencia, debilidad, vulnerabilidad; palabras casi olvidadas en nuestra sociedad.
Así que la próxima vez que pienses que no lo puedes hacer, que no tienes lo necesario, que no vas a llegar por tus fuerzas, no discutas con esas afirmaciones. Simplemente reconócelo. Simplemente deja de buscar la fortaleza en ti mismo. No la encontrarás ahí.
Haz algo contra-cultural: reconoce tu debilidad. Porque la Gracia de Dios nos capacita para hacer las cosas que no podemos hacer por nuestras propias fuerzas.
Porque el escenario sobre el cuál la Gracia de Dios actúa, es cuando reconocemos nuestra debilidad.

Escrito por alepooley

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